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  • Foto del escritorIES Felo Monzón Grau Bassas

1800 millones de personas no tendrán acceso a agua potable segura

¿Puede la desalinización ser la solución para la crisis mundial del agua?


Una de cada tres personas en el mundo no puede acceder fácilmente a agua potable segura para beber, según un informe de UNICEF y la OMS que revisa el estado de los servicios básicos de higiene en el planeta.


Cerca de 700 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable. Y 1.800 millones de personas vivirán en condiciones de escasez grave de agua para 2025, según Naciones Unidas.


¿Podría gran parte de la solución estar en los océanos, que contienen el 97% del agua del planeta?


Con motivo del Día Mundial del Agua, vamos a valorar la desalinización como posible solución a este problema.


Hay cerca de 18.000 plantas desaladoras o desalinizadoras en el mundo, sin embargo, esas plantas satisfacen sólo entre el 1 y 3% de la necesidad de agua potable a nivel mundial.


¿Qué ha impedido la extensión más rápida de esta tecnología?


El gran factor limitante de la desalinización es que requiere grandes cantidades de energía. Y ello explica en parte por qué algunas de las mayores plantas se encuentran en países ricos en recursos energéticos como Arabia Saudita.


Hay dos tipos de métodos de desalinización.


"Por una parte están los métodos que usan calor que, con diferentes variantes, evaporan el agua y la vuelven a condensar, lo que básicamente consiste en imitar el ciclo natural de evaporación y lluvia".


"El segundo grupo de métodos se basa en membranas que permiten separar el agua de las sales para lo que también necesitan energía normalmente suministrada en forma de energía eléctrica que luego se transforma en energía mecánica".


El principio de calentar agua de mar para producir vapor que luego se condensa, fue mencionado ya por Aristóteles hace unos 2.400 años, cuando describió cómo navegantes usaban ese método de destilación. Pero fue en el siglo XX que la tecnología avanzó a escala industrial.


La mayor planta desalinizadora del mundo, la de Ras Al-Khair, en Arabia Saudita, usa este mecanismo, denominado método de evaporación térmica.


Pero el 70% de las desaladoras del mundo, usan el otro mecanismo, descubierto en la década del 60 y perfeccionado desde entonces, el de hacer pasar el agua de mar por membranas, en un método que se denomina "ósmosis inversa".


La ósmosis inversa consiste en usar una membrana semipermeable, lo que quiere decir que deja pasar el agua pero no las sales.


Si le aplicas a un lado presión muy alta se fuerza que el agua atraviese la membrana y salga sin sales al otro lado mientras que se queda un concentrado de agua más salada.


Actualmente es el método más eficiente para desalar agua de mar desde el punto de vista energético".



El agua es una sustancia esencial para la vida, tanto para ingerirla como para poder llevar a cabo una correcta higiene. No obstante, no toda la población mundial tiene acceso este elemento, o al menos no a un agua limpia que sea segura beber, pues hay 144 millones de individuos que beben este líquido sin tratar. Esta situación, sumada a unos malos saneamientos, puede propiciar la aparición de enfermedades como el cólera, la hepatitis A, la disentería o la fiebre tifoidea.


Lavarse bien las manos es una de las maneras más fáciles de prevenir enfermedades e infecciones, sin embargo, 3000 millones de personas en el mundo no tienen acceso a las instalaciones básicas para asear sus manos con agua y jabón. Es más, 297 000 menores de cinco años fallecen cada año como consecuencia de una higiene inadecuada.


La higiene de manos correcta es la primera barrera de contención para el coronavirus, al igual que para muchos otros virus y enfermedades de contagio, y por eso es también la primera y principal recomendación de las autoridades sanitarias en todos los países. Sin embargo, cuando los ministros de salud de algunas zonas del mundo recomienden a sus ciudadanos lavarse las manos es probable que lo hagan sin demasiada convicción.


Por tanto... ¿porqué no se construyen más desaladoras?


Diversos especialistas y estudios recuerdan también los inconvenientes de estas tecnologías. En este sentido, las aguas residuales originadas en la desalinización contienen un alto contenido en sales y diversas sustancias químicas nocivas. En caso de entrar en contacto con el entorno marino, los fosfatos pueden originar un proceso de eutrofización, que impacta negativamente a la flora y fauna acuática; los vertidos de salmuera pueden afectar a praderas de posidonia; o el cloro puede formar halometanos, unas sustancias cancerígenas.


Por otra parte, hay que añadir su consumo energético, más todavía si la planta se abastece de combustibles fósiles. En este sentido, el punto crítico puede situarse en el precio creciente de la energía y de las emisiones de CO2. El precio del agua desalada va a estar vinculado cada vez más al precio de la energía y sus fluctuaciones, por lo que se sugiere comenzar a pensar en la implantación de energías renovables, todavía no demasiado desarrolladas, que abaraten el recurso.


En España se han puesto en marcha varias plantas sin contratos cerrados que garanticen la compra de agua a un determinado precio.


La gran mayoría de las desaladoras operativas en la Península se encuentran paralizadas, o están trabajando al 10-20% de su capacidad, como consecuencia de la falta de demanda a consecuencia de su alto coste.


Por su parte, el escritor Alberto Vázquez-Figueroa proponía en 2005 un método alternativo para desalar agua marina “a coste cero”, consistente en elevar el agua hasta cierta altura, desde donde se la deja caer, para desalar una parte y que la otra parte produzca electricidad, de manera que se puede ganar dinero elevando el agua cuando la tarifa de electricidad es baja y produciendo electricidad cuando la tarifa es alta. Sin embargo, según José Antonio Medina, la idea, además de no ser novedosa, supone en realidad una fuerte inversión, bastante superior a la de una desaladora de tipo convencional. Asimismo, al consumir más electricidad también se desprendería más CO2 que en las desaladoras convencionales, por lo que no sería una buena solución medioambiental.


Por tanto la conclusión que hemos alcanzado es que habría que poner en valor a la hora de desalinizar agua el alto coste energético junto con el alto coste medioambiental a la hora de valorar si es la desalinización una solución para el futuro. Y es por esto que actualmente las mayores desalinizadoras de nuestro planeta están en países muy ricos como Arabia Saudita.


La planta de Ras Al-Khair, en Arabia Saudita, es la mayor del mundo. La desalinización necesita mucha energía y las mayores plantas están en países con abundantes recursos energéticos.

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